Aquí acaba la historia, punto y final a la retransmisión, no hay nada que retransmitir así que de poco vale continuar... Gracias a todos los que pasasteis por aquí, a los que escribisteis y a los que no.

Esto tenía que ser una despedida emotiva, o divertida, o yo que sé, pero ni siquiera eso sale...

Quizá en otro momento, en otro lugar, con otro nombre, quién sabe...
Hasta Siempre.

jueves, 19 de agosto de 2010

Con más miedo que once viejas...

Así estaba yo hace unos ratos, y es que cada uno tiene sus miserias por ahí escondidas y de vez en cuando vienen a asomarse para recordarte que no eres invencible y que no te pierden de vista hasta que decidas de una vez por todas extirparlas para siempre.

Como sigo aprendiendo sobre mi y como decía en la entrada anterior, ando en Relativo para algunas cosas, he hecho acopio de mis dos atributos varoniles innatos y aunque no me he extirpado nada, he mandado a esas miserias al fondo otra vez de una patada, que no vayan a venir ahora a fastidiarme los buenos ratos que estoy pasando. Vamos, que no era su momento por más que se quieran hacer notar...

Ya las pillaré yo por banda, dicen que cuando tocas fondo vas a muerte a por ellas, bueno, pues cuando sea, pero que no anden estorbando de momento.

3 comentarios:

Nebroa dijo...

Cuando escondes a patadas aquello que de vez en cuando sale a la superficie a molestarte, lo que suele suceder es que vuelve con más fuerza... Como lo empujaste con mala leche (la patada)se torna más violento y ataca en más frentes y formas. Esto es teoría (y experiencia en la que escribe), pero quizá conviene, a veces, preguntar qué quieren, antes de darles la espalda. Aunque sólo sea por protegernos de cómo vendrán en el futuro... ;)

PazzaP dijo...

Suscribo a Nebroa. ¿Puedo?

Diferido dijo...

Pues sí, sé que volverán y quizá con más fuerza... No pretendo darles la espalda, bueno en este momento concreto sí porque tengo que disfrutar de algo antes.
Les preguntaré qué quieren, lo que no tengo claro ahora es cuándo...

Paz, claro que puedes suscribir, estás en tu casa. Por cierto, no se me olvida que me/te tengo pendiente.